lunes, 24 de abril de 2017

TRAS EL PERFUME DE UNA ROSA






Ayer ...
de sus pétalos encendidos se desprendía la esencia viva de una joya. 
Ni una sola espina en su tallo grácil y delgado… solo la fragancia de un amor más grande que el infinito, soplando suavemente en las velas del corazón… 
Piel de mi piel, sangre de mi sangre.
       Al paso de unas horas, esas que hacen de ayer, hoy… 
Tras el perfume de la rosa hay un abrazo que apura el instante y poco a poco, se extingue para recibir el hosco beso de la lejanía…  
 El grito mudo de la ausencia que acaricia con ternura esos pétalos y se hace recuerdo…
          Y queda...
 un cuarto desierto que se instala en el alma, la ropa olvidada, los ojos que se buscaron empañados de lágrimas para abrazarse en la distancia...
                 Queda un: “Te extraño siempre”
         mientras que, 
con el vuelo del gorrión llega ese vacío que golpea el estómago… 
La espera...
La puerta abierta al sol de la esperanza que calienta.

Dama de seis.