Si tuviera que contar las horas que he trascurrido en los aeropuertos,
sumarian muchos días de mi vida.
Siempre he advertido como
es distinto el calor en las puertas de las “Departures” frente a las de “Arrivals”,
donde hace pocos días me tomaba ese café, dulce y cremoso
mientras el pulso se me
aceleraba en cada estría luminosa del vuelo XXX “On
time” ,
hasta que por fin..., llegó el ansiando “Landed” .
Pasó la Navidad dejando
polvo de estrellas entre mis manos.
Esta mañana sin embargo,
hacia frio, quizá demasiado.
Quizá por ello el
café en las “Departures” está helado
y a pesar de los tres azucarillos, se me
quedó amargo.
Aún siento esa corriente escarchada
filtrándose en el aeropuerto,
hasta impactar de golpe en mi alma,
como un puño en el estómago que te arranca un gemido.
como un puño en el estómago que te arranca un gemido.
Tal vez fuera en ese abrazarnos como tantas
veces,
o en ese buscarse de nuestras miradas entre las gentes,
detrás de las
cristaleras que inevitablemente nos separan.
Aún
veo su mano alzada mientras me lanza un beso que retengo en mis pupilas,
como quien atrapa una mariposa
y acto seguido abre su palma para que prosiga su vuelo.
como quien atrapa una mariposa
y acto seguido abre su palma para que prosiga su vuelo.
Con más frio aún, he atendido un “Last call” para el “Boarding”….
Los aviones me gustan, sobretodo en el despegue,
Los aviones me gustan, sobretodo en el despegue,
después...
no cesa de maravillarme cómo logran sostenerse en el aire y poner distancias.
no cesa de maravillarme cómo logran sostenerse en el aire y poner distancias.
Así, latido a latido he hecho todo el recorrido
de los tres
mil kilómetros que hoy nos separan,
extendiendo
con cada uno,
el hilo del cordón umbilical que nos mantiene unidos
en cualquier
punto de este mundo.
Reviso mi polvo de estrellas y cien cosas acuden a
mi cabeza.
Medito, medito sobre una frase de Mahatma Gandhi:
“Lo más
atroz de las cosas malas de la gente mala es el silencio de la gente buena”.
Le concedo toda la amplitud de onda que pertenece a cada palabra.
Traslado la frase a momentos y a personas,
pero no voy más allá.
pero no voy más allá.
A fin de cuentas es Navidad.
Pienso en que ha llegado el momento de hacer ese
viaje que aplacé,
y que ya no recuerdo por qué o por quién.
Pienso en cambiar
mi lugar de residencia,
algo que posiblemente también haré.
algo que posiblemente también haré.
Y sigo con mi polvo
de estrellas entre las manos
para darme
cuenta de que, mis sueños, ni empezaron ni acabaron con la Navidad,
sino que,
tienen alas y siguen volando,
cada uno hacia su lugar….
cada uno hacia su lugar….
Me doy cuenta de que...
¡Queda tanto por hacer, tantos sueños que soñar!
¡Queda tanto por hacer, tantos sueños que soñar!
Cargadito de regalos tengo mi polvo de estrellas y
cada uno de ellos,
particularmente especial.
particularmente especial.
Y atesoro..
atesoro en mi polvo de estrellas, el hábito de meditar,
atesoro en mi polvo de estrellas, el hábito de meditar,
y vuelve a mi cabeza Gandhi, una vez más:
“Somos esclavos de nuestras palabras y dueños de nuestro silencio.”.
Aborrezco la esclavitud.
Decido ser la dueña de mi silencio.
Decido ser la dueña de mi silencio.
Vos esribis lindísimo querida, sos linda, linda, dentro y fuera.
ResponderEliminarMuy amable, querid@ anónim@.
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