¿A
dónde vas tiempo?
Tiempo que como el humo se evapora esclavo de los minutos, de
las horas.
¡Qué extraño tu pasar, a veces tan plácido y sonriente,
a veces,
desvestido de todo como la hoja de un
cuchillo que araña el alma y se va!
Tiempo que con la luna en el tejado
me cuestionas a veces una mirada, un gesto, una voz… El silencio que agolpado
en la garganta se hace nudo mudo como el adiós
¡Y qué se yo!
Tiempo que converge y
diverge en ese laberinto clandestino, que te dio por llamar destino… mientras ibas deshojando las
margaritas del perdón… ahora sí, ahora no.
Tiempo de amor encadenado al olvido
que aún pretende herir el pecho que un día anidó, pero mientras le ahogo el latido y le apago la voz…
Le digo no.
Amor perdido en unos ojos que ya no
se encuentran, en una palabra no dicha, en una caricia que ofende, en un beso
que se esquiva… a veces por orgullo, otras por desidia… A veces solo por dolor.
Amor que duele no es amor.
Le digo no.
Amor devorado por el roto de la costumbre,
la memoria de la mentira, el abrazo que pincha, el apremio de la prisa,
mientras la luna en el tejado dibuja sombras en las pupilas…
Le digo no.
Amor que olvidó la poesía… Le digo no y es solo tiempo.
Tiempo
en el reloj de la vida mientras bailo, con la luna en el tejado, asolas en el
viento…
Asolas en el tiempo todo mi amor y yo.
Dama de seis