Miro este mundo en su adormecido sentir,
impávido e inmutable frente a cada injusticia.
Será que está tan herido que ya nada le duele?
Así, como tú. Muerte.
Será la costumbre del hambre
que todo lo devora,
y sólo se sacia con sangre y lágrimas?
Así, como tú. Muerte.
Miro, en este mundo mutilado de verdades,
un insólito crecerse
de las semillas banales.
Así, como tú. Muerte.
Y tengo miedo,
tiemblo…
En cada te quiero que
me acuchillas.
En cada beso con el que silencias mi grito,
desde la úvula de mi garganta viva,
en el tensar de las cuerdas con las que vibro
que aclaman y
escriben que si, que vivo.
Impasible e inmutable.
Así, como tú. Muerte.
Arropada en el manto del tiempo,
en un fluir a contracorriente,
es así, que desgarras en el
alma
y acaricias la carne dulcemente,
es así , ese morirse, lenta, lentamente.
Y duele,
duele ese vacío de los que partieron para siempre.
Porque nada hay en mí de impasible,
nada hay en mí de inmutable.
Así, como tú. Muerte.
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