jueves, 18 de agosto de 2016

BODA





Salamanca 30- 07- 2016

            Salamanca resplandeciente entre verdes jardines una mañana de sábado. Han pasado casi treinta años desde la última vez que anduve por algunas de sus calles empedradas. Recuerdo la casa de las Conchas con el blasón de los Maldonado y su torre cercenada en casi dos tercios por orden de Carlos I como castigo a los Maldonado y a sus caudillos comuneros. La Batalla de Villalar emerge entre las páginas de los libros de historia del colegio, aunque esta vez, la dejo dormitar.  
           Paso por avenidas que recordaba más estrechas. Calles peatonales que se entrecruzan y convergen en las catedrales. 




 La vieja catedral de Santa María abre sus puertas a las promesas de dos jóvenes enamorados y su sequito de convidados.



Discretamente  ocupamos los últimos bancos de la capilla, a tiempo para el sermón preliminar, entes de dar el definitivo “Si quiero”. Frente al retablo mayor, aunque a distancia, se dejan sentir los suspiros emocionados velados por los pañuelos secando lágrimas de dicha. Veo a la madre de la novia recolocando cuidadosamente las enaguas del vestido blanco de su hija, y veo a aquella niña con trenzas que me enseñaba a hacer muñecas con las mazorcas de maíz… La granja por la que corríamos libres. La primera luciérnaga que vi  y las guerras con sus dos hermanos que un día fueron los primeros hermanos que conocí, mientras esperaba la llegada de mi propio hermano. Y como si no hubiera pasado el tiempo, la imagen de la mesa puesta, el cocido y los primeros garbanzos que comí, regresa con todo el sabor del abrazo de esa familia que con tanto cariño por días enteros, se había hecho cargo de mí. Pasados más de treinta años, reencuentro aquel hermano pequeño que se las ingeniaba siempre para hacerme rabiar…  Hay emociones que no encuentran palabras y que sólo pueden comprenderse por el brillo de una lágrima en los ojos, por el abrazo y la luz que ilumina la   mirada. 







             Mirando esa esposa radiante con su traje de novia, evoco alguna historia. El amor es un acero frágil, a veces se fortalece… Otras se quiebra… Y si para hacerlo grande hay que unir fuerzas, para romperlo, con uno solo se basta.
              Pero he aquí que escribo para esta boda un cuento de hadas, un príncipe y una princesa, un castillo entre nubes de algodón y un largo camino lleno de amor y esperanza.



 Dama de seis


5 comentarios:

  1. Respuestas
    1. Muchas gracias, Gumer. Siempre es un placer tu visita a mi blog. Un abrazo fuetisimo.

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  2. Muy,pero que muy logrado. Estabas inspirada. Felicidades.

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  3. Muy,pero que muy logrado. Estabas inspirada. Felicidades.

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