Muriéndose estan las rosas de invierno,
esas cuyas semillas fueron risas,
las mismas que sembramos con caricias
creciéndose al calor de nuestros besos.
La fría nieve de un árido silencio
cayó inclemente en sus hojas más vivas.
Es desierto lo que fue un día poesía,
y en agonía suspiran sus pétalos.
Mientras, intento escapar de nuevo
de la tristeza y la melancolía
de todas esas cosas que no entiendo.
Hoy le he robado una caricia al viento
para sosegar tanta lluvia caida
en el último hálito de un te quiero.
No hay comentarios:
Publicar un comentario