Hoy no sé lo que siento.
Escribo en el azul del cielo
las memorias de un momento,
la fragilidad de ese instante
en que la vida se bebe a sorbos.
Esquivas las palabras,
me resultan náufragas
en mi propio océano,
como recortes metálicos
que atravesaran los sueños.
Hoy la luz de las velas,
se hizo centinela en el recuerdo,
danzan en sus llamas,
amasados a fuego,
la caricia robada
y el calor del primer beso.
Peregrinas palabras
en este mar inmenso,
que no concilian mi sentir
con lo extenso que pienso,
y un nido de gaviotas
bate alas en mi pecho.
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