martes, 25 de marzo de 2014

EL DIÁLOGO CON EL RELOJ - I

Fotografía de A. Freile
"No hay nada más constante que las olas en el mar.. todo se desvanece, como la tinta acuosa en el papel"...
(Memorias de una Geisha)




Me miras con tus manecillas avanzando inexorablemente. 
Tic-tac, tic-tac,tic-tac.   
Eres tiempo. 
Tiempo que se evade en las sinuosas curvas de los recuerdos. 
Tiempo que escapa entre los dedos como el agua del  río que nunca abandona su cauce.   
 Tu sonrisa agridulce y desafiante me cuestiona,
 me juzga y me condena, una y otra vez. 
Tic-tac, tic-tac, tic-tac. 
Pero sigo aquí,
 inmóvil, 
contemplándote.  
 Porque hace tiempo que deje de huir de ti, 
quizá cuando asumí 
que vivir siete vidas como el gato, 
con sus siete cielos, 
sus siete infiernos 
y  siete limbos entre ambos…
 Desgasta. 
Se come el tiempo. 
Lo devora. 
Lo devasta.
          Y sigo aquí. 
Quieta.  
 Isla de mi océano inmenso, 
en donde guardo, 
tras cada palabra, un arcoíris de silencios, 
porque… 
Dentro, muy dentro
sé que formo parte de mi propio misterio.
(Dama de seis)

2 comentarios:

  1. "Isla de mi océano inmenso..." ¡qué metáfora más buena! Te acercas a lo más misterioso que existe, el tiempo, y descubres que ese misterio se confunde con el tuyo... Profundo, Antonia.

    ResponderEliminar
  2. Nada es más relativo que el tiempo, Rafael. Tanto hablar del presente y quizá , el único tiempo inexistente sea precisamente el presente, teniendo en cuenta que un segundo atrás es ya pasado y uno por delante es futuro ... Me pregunto dónde queda en verdad ese presente... Tal vez un día encuentre una respuesta. Abrazos amigo.

    ResponderEliminar