Cimbrean las hojas en las ramas de los árboles y hoy, el aire es húmedo.
Es el melancólico
susurro de un otoño, que ya golpea en las ventanas del corazón con una sinfonía
que duele.
Y no.
No me acostumbro.
No me
acostumbro al lento baile de las ausencias.
No me acostumbro al disolverse de
su silueta, aún con trazos de niñez, entre un tumulto de caras ajenas.
No me
acostumbro a esta permanente disgregación entre el cariño y la distancia,
entre el abrazo y la frontera,
desde donde me
toca ser, en mi “ser” madre…
Y me fracturo…
me disperso…
me disipo…
Me evaporo en una nube para hacerme
de lluvia, mientras casi todo mí yo,
sobrevuela el mar junto a él…
Después,
de lo que queda de mi, de lo poco
que queda,
una parte vaga errante por el limbo de la tristeza y su paisaje
nostálgico,
pero la otra…
La otra, alza el grito en la mañana hasta que me
pongo en pié y apretando los puños…
Camino... no sé si hacia adelante.
Pero mañana .... Mañana, será
otro día.
(Dama de seis)
Nada nos garantiza eso hermanita...que mañana será otro día, al menos para nosotros...Una, ya se acostumbra a todo....Biquiños
ResponderEliminarP.D. Lo cual no quiere decir que me resigne a nada...
No querida hermanita, nada nos garantiza .... pero creo que aunque parezcan iguales, no existe un solo día igual a otro. A ciertas cosas, ni podemos, ni debemos resignarnos. Gracias por estar, Mª José.
EliminarBiquiños, como dices tú.
¡Bien! Nada como la poesía para expresar sentimientos.
ResponderEliminarGracias por tu visita, José Luis. Así lo creo yo también , nada como la poesía para expresar sentimientos.
EliminarAbrazos.