Todo
duerme, menos el verde brillante de las hojas
que emerge, bajo el chapoteo dulce del agua.
Se
deja sentir húmeda, la bóveda del tiempo en los arboles,
tatuajes
rugosos que, trepan por el leve de sus ramas
en
nudos ancestrales y plausibles décadas pasadas.
Todo
duerme, menos esta brisa que sabe a noche.
Este
aire que suave se cuela por la ventana,
¡Tan
lleno de hierba y tierra mojada!…
¡Tan
lleno de dedos sobre la piel olvidada!…
¡Tan
lleno de pétalos, fletando sus bordes!
Todo
duerme.
Duermen
los sueños sobre la almohada…
El
agua que se acuesta en los cristales y los empaña.
Se
duermen las lágrimas de los duendes
sobre
nenúfares de terciopelo y nácar.
Y
todo duerme.
El
perfume de la aurora. El sol de mañana.
Cerrar
los ojos... Todo duerme.
¡Es
hermoso habitar este silencio que me abarca,
abrazar
el alma que, empapada de lluvia … baila!
Y
Duerme. Todo duerme .Y esta noche… ¡Llueve!
Dama de seis
En medio de la lluvia abrazas a tu alma. Y en medio del silencio a ti misma te recobras. Un poema de pulsión impecable e íntima. Muy tuyo. Y por lo tanto muy auténtico. Besos para la dama de Seis.
ResponderEliminarTu lectura se ajusta minuciosamente a lo que he querido expresar. Gracias. La autenticidad es lo que nos hace distintos, así que... Que nunca perdamos esa autenticidad, mi querido Rafael.
ResponderEliminarBesos y abrazos.
Nada duerme...mientras tu poesía nos llena el alma.
ResponderEliminarGracias , Santi. Bienvenido a este portal.
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