Como
fósforos incandescentes, las luces de la media noche, se prenden sobre el húmedo de las aguas, y allí, danzan etéreas.
Un parpadeo de notas musicales se estrena en las pupilas, y entre destellos, la pleamar se torna una
Un parpadeo de notas musicales se estrena en las pupilas, y entre destellos, la pleamar se torna una
marea de candilejas flotantes, que van exhalando salitre y brea de matices fulgentes, sobre sus aguas quietas.
Los haces de luz, a penas dejan intuir, sin acabar de desvelar, las corrientes que sin duda, se agitan en el fondo…Una profundidad contenida en el dique que, humildemente, con uno de sus brazos, sostiene a los arcos del puente y sus fanales… Y llega, despacio, el susurro del agua batiendo sosegadamente su oleaje de penumbra, junto a un barco que zarpa a mar abierto, rumbo a cualquier parte, alma “aliante” (1) que extiende alas y va… con un sombrero de luna.
Los haces de luz, a penas dejan intuir, sin acabar de desvelar, las corrientes que sin duda, se agitan en el fondo…Una profundidad contenida en el dique que, humildemente, con uno de sus brazos, sostiene a los arcos del puente y sus fanales… Y llega, despacio, el susurro del agua batiendo sosegadamente su oleaje de penumbra, junto a un barco que zarpa a mar abierto, rumbo a cualquier parte, alma “aliante” (1) que extiende alas y va… con un sombrero de luna.
Agua.
Agua
que se respira.
Agua
noctambula en bruma,
que
se evapora y se condensa
y
envuelta en nubes, vuela.
Agua.
Agua
evaporada
que
lejos de cualquier playa,
se
derrama en gotas de lluvia.
Agua.
Agua
salada, nocturna
en
el mar y en la lagrima…
batiendo en la roca, espuma.
Agua.
Tanta, tanta agua en el mar.
Ahora,
Mar adentro va la estela del verano,
porque las estaciones se van sucediendo,
y
a poco, llegará también el invierno
al
que no ha de faltar abrigo de esperanza,
ni
el fuego vivo de los sueños…
Al
son de la vida,
ese
baile que nunca cesa,
sólo
cambia la melodía,
o
cambia de orquesta.
Es un
guiño de esa luna a mitad que, en medio
a un festival de claros y sombras,
se aprieta al otoño, en tanto que teje con
hilos de plata, paisajes evocados del
recuerdo…
Otras ciudades… Otro tiempo…
o el campanilleo de los enamorados atrapando sueños
en sus dedos, lo que me devuelve el pensamiento de algo, que aún llevo clavado en el
sepulcro del silencio.
Y
es que “Amor”,
“Amor”
no es palabra, es verbo.
El
tiempo a su paso
siembra
el sosiego.
Acuarela
nocturna esta media luna de otoño…
Satélite
rutilante de ciudades y paisajes…
Luces
del presente que acarician los recuerdos.
Dama de seis
(1) Aliante : Palabra que procede del italiano, significa "planeador".
Impresionante acuarela pintada con tus palabras... Lo bordaste, Antonia. Era exactamente como lo dices, y yo puedo dar fe. Un abrazo.
ResponderEliminarHay panorámicas que se presentan como un regalo en las pupilas, se impregnan en la retina y allí permanecen... Destapando recuerdos, creando sensaciones. Y ésta es una de ellas.
EliminarGracias por tus palabras, amigo . Abrazos.
Caramba. Te felicito, Antonia. Lo leía y te oía recitar. Muy bueno. Plas plas plas...
ResponderEliminarBien, gracias por ese aplauso, José Luis. Me alegra que texto y poema hayan sido de tu agrado y que de vez en cuando te pases por aquí.
EliminarUn abrazo.