Fotografía de Antonia Freile
(A-soneto I con repique)(*)
No cesó el viento de
galopar las ensenadas
ni cesaron las olas su
batir, rugiendo.
De mar embravecida ni
pesquera o gabarra
regresó para soltar
amarras en el puerto.
En vuelo de gaviota se dejó ir la lágrima
de un infante, apostado
en el amarradero,
las manos unidas en
plegaria a ver si amaina
con el corazón
entregado a un último rezo.
Dedos de madre peinan los cabellos de viento,
costuras de piel en radas, entre hilos de alma
que tejen puentes en
las aguas del océano…
Cien navíos regresaron y
otros cien se perdieron
en mareas vivas de vida donde zozobraran
galeotes y barcazas de
frágiles maderos.
Donde enfurecidas van a romperse las olas
y desmigadas son como
pan entre los dientes,
más fuerte se alza la
gaviota sobre el batiente.
Dama de Seis
(*)
El A- Soneto, es una fórmula poética que me invento. Tiene estructura de soneto, ya que se compone de dos cuartetos y dos tercetos, pero que, o bien no cumple con las reglas métricas, o bien no cumple con las rimas del soneto clásico, o bien con ninguna de ambas.
De haber sido Miguel de Cervantes, con seguridad habría
compuesto un soneto con estrambote… Pero
soy sencillamente un cuerpo mortal que tiene alma exploradora y literaria, aprendiz
de todo y en nada sabia. Pero había que
darle nombre a este compuesto que me invento,
y así se quedó: “A-soneto con repique” porque el terceto anexo, tampoco es un
estrambote. El A- Soneto, es una fórmula poética que me invento. Tiene estructura de soneto, ya que se compone de dos cuartetos y dos tercetos, pero que, o bien no cumple con las reglas métricas, o bien no cumple con las rimas del soneto clásico, o bien con ninguna de ambas.
Como ya conocía tu invención no me ha sorprendido, Antonia. Hay en tu texto un dramatismo sordo, que contrasta con el fragor de la mar. Esos "dedos de madre" que peinan "los cabellos del viento" llegan muy hondo... Excelente regreso a tu blog.
ResponderEliminarGracias por tus palabras, amigo mio. Hay dolores sordos y mudos que empapan nuestras vidas despacio, y como las olas, arriban a nuestras costas a veces en calma y otras, arremeten con furia. Ciertamente, por motivos obvios, inherentes a esta vena poética que compartimos, puedo asegurar que fuiste tú, el primero en estar al corriente de esa invención mía.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo.