viernes, 6 de mayo de 2016

EN LOS DÍAS DEL AGUILA (A-soneto I con repique)

Fotografía de Antonia Freile
 



(A-soneto I con repique)(*)

No cesó el viento de galopar las ensenadas
ni cesaron las olas su batir,  rugiendo.
De mar embravecida ni pesquera o gabarra
regresó para soltar amarras en el puerto.

En  vuelo de gaviota se dejó ir la lágrima
de un infante, apostado en el amarradero,
las manos unidas en plegaria a ver si amaina
con el corazón entregado a un último rezo.

 Dedos de madre peinan los cabellos de viento,
costuras de  piel en radas, entre hilos de alma
que tejen puentes en las aguas del océano…

Cien navíos regresaron y otros cien se perdieron
en  mareas vivas de vida donde zozobraran
galeotes y barcazas de frágiles maderos.


Donde enfurecidas van  a romperse las olas
y desmigadas son como pan entre los dientes,
más fuerte se alza la gaviota sobre el batiente.







Dama de Seis
(*)
El  A- Soneto, es una  fórmula poética que me invento.  Tiene estructura de soneto,  ya que se compone de dos cuartetos y dos tercetos, pero que, o bien no cumple con las reglas métricas, o bien no cumple con las rimas del soneto clásico, o bien con ninguna de ambas.
                De haber sido Miguel de Cervantes, con seguridad habría compuesto un soneto con estrambote…  Pero soy  sencillamente un  cuerpo mortal  que tiene alma exploradora y literaria, aprendiz de todo y en nada sabia.  Pero había que darle nombre a este compuesto que me invento,  y así se quedó: “A-soneto con repique”  porque el terceto anexo, tampoco es un estrambote.


 

2 comentarios:

  1. Como ya conocía tu invención no me ha sorprendido, Antonia. Hay en tu texto un dramatismo sordo, que contrasta con el fragor de la mar. Esos "dedos de madre" que peinan "los cabellos del viento" llegan muy hondo... Excelente regreso a tu blog.

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  2. Gracias por tus palabras, amigo mio. Hay dolores sordos y mudos que empapan nuestras vidas despacio, y como las olas, arriban a nuestras costas a veces en calma y otras, arremeten con furia. Ciertamente, por motivos obvios, inherentes a esta vena poética que compartimos, puedo asegurar que fuiste tú, el primero en estar al corriente de esa invención mía.
    Un fuerte abrazo.

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