Fotografía de Antonia Freile
Apenas el brillo sofocado de sus mil días
en aquellos silencios que caminaban
acomodados en los bolsillos de la vida.
Retales de piel escindida que el tiempo olvida,
palabras de amor de oscuridad infinita
y esa quietud
que en la mudanza
desde los
ojos de la nada la devolvía,
apenas, una gaviota entre colinas.
¡Nuda y desposeída, tan descalza
en las soledades de los abismos,
era a veces
pluma, a veces agua,
y diría… que pudo vencer al viento
y al gesto huraño de su zarpa!
Vino de algún lugar entre mil mares,
de mil montañas nevadas,
paz en los
ojos, serena mirada…
Fue un grito tibio aullando en las laderas
de la inocencia quebrada…
Y sólo, sólo el alma que de frío tiembla,
primero danzaría en la noche,
y luego, se perdería en la niebla.
Dama de seis
Intimismo traducido a palabras. Está genial, Antonia.
ResponderEliminarGracias querido amigo.Ya conoces mi debilidad por la poesís intimista. Siempre son un placer tus visitas.
EliminarUn abrazo.