Siento el pulsar de la sangre que corre por mis venas,
y escucho el pausado latido de mi corazón, rítmico,
y sin embargo, no existo…
Pueden mis pies caminar sobre la hierba fresca,
o sobre el gris de un pavimento urbano y cínico,
y sin embargo, no existo…
Me robaron los colores de la primavera,
cautivos ahora de un silencio empírico
mientras detrás de los ojos hace frío y nieva,
y comprendo que no existo.
Deletreo palabras que fueron promesas
vacías y huecas como el soplo de aquel suspiro
que se vuelca en el aire y nunca llega al oído,
y comprendo que no existo…
Puedo en la noche mirarme en la luna llena,
filtrar aire en mis pulmones en un respiro
y sin embargo, no existo…
Hago pompas de jabón desde mi otra fiesta,
viaje de ida y vuelta en la senda del olvido
y comprendo que no existo…
Y aunque no existo, desde esta mi “no existencia”,
dime que hago de todo el amor aprehendido
en cada poro de piel en ti y contigo
ahora… que ya no existo.
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